martes, 31 de octubre de 2017

LAS DECISIONES DE CADA DIA

Cada día que nos despertamos  y vemos asomar el sol, es probable que nos digamos: Hoy Sí! ¡Hoy es el día!  y ese asomo de decisión, pensada, al ver salir el sol… se pierde entre muchas y muchas actividades preparadas para ese día que nace
Cada decisión conlleva tanto  la determinación de llevarla a cabo como la voluntad de hacerlo  y el compromiso adquirido ante nosotros mismos. Pues, palabras que solo serían sólo palabras si no se traducen en hechos.
¿Cómo te sientes cada vez que te dices “Voy a hacer …”  y al finalizar el día, la semana, el mes, el año observas que una vez más  has postergado la acción
¿Cuáles son las explicaciones que te das?  La de querer hacer las cosas “bien”?  La de “Necesito más tiempo”?  “Tengo que pensarlo mejor”? “Necesito capacitarme más”? “¿Necesito investigar más el tema”?
Cuando el postergar  se instala en  nuestras vidas, solemos actuar desde una zona en la que nos manejamos con parámetros conocidos, temas que dominamos, dentro de roles que ya realizamos y nos ofrecen la “seguridad” de lo conocido. Conductas que logramos fácilmente, haciendo aquello que estas acostumbrado a hacer.
En esos casos: ¿Cuál es la emocionalidad que te acompaña cuando estas vivenciando este tipo de situación?
Una de las emociones básicas con las  que solemos encontrarnos es no actuar por miedo. Miedos que cuando no tienen nombre, terminan siendo los fantasmas que nos hablan al oído cuando soñamos con hacer cosas nuevas.  Cuando queremos explorar territorios desconocidos, y arriesgarnos a hacer algo hasta ahora deseado y no conseguido.
Los miedos
¿Cómo nombrarías tus miedos? ¿Que lugar les ofreces? Si tuvieras que darle un significado: ¿Cuál le darías? Y si pensaras en un tamaño: ¿Cuál sería?
El miedo aparece cada vez que percibimos a alguna persona, situación o pasaje que se nos presenta como una amenaza para uno mismo, sea real o no. Miedo a fracasar; Miedo a triunfar; Miedo a no ser tenido en cuenta; Miedo a Actuar; Miedo a mostrarse y tantos más
Cuando hablamos de miedo hablamos de aquello que atañe a cada ser humano. Nuestras creencias respecto al mismo determinan nuestra forma de actuar. Desde el “No lo hizo porque tenía miedo” al “Hazlo aunque tengas miedo” observamos el abanico de emociones que pueden surgir entre ambas frases, desde la desvalorización por no hacer a la motivación.
Cuando le damos un lugar y nos permitimos dialogar con esta parte interna, observamos que existe una relación entre el  tamaño que le damos al mismo y el tamaño de los recursos que disponemos para actuar en una situación determinada. Dimensionar ambos aspectos internos nos puede dar ideas a llevar a cabo cuando buscamos integrarlos
Limpiando la cancha
En un campo de futbol, cuando existe una sanción o penal (como penalidad) que interrumpe el juego y esto no es aceptado por los jugadores, muchas veces la cancha se ve invadida por agentes externos al mismo: el entrenador, los jugadores suplentes, algunos fans que se acercan a alentar a su equipo, los agentes de seguridad que buscan encauzar el orden natural del juego.
De la misma manera actúa el miedo en nosotros: ocurre un hecho, surge la interpretación y distintas emociones se disparan y nos invaden. Percibo el hecho, me siento mal, tengo más miedo…
Cuando se produce un hecho necesitamos estar atentos a la serie de pasos que sigue en nosotros y no quedarnos solo en el titulo..
Es decir, si estuviéramos en la cancha, se produce la penalidad (miedo) y podemos hacer un alto, y pensar lo más conveniente a realizar para nosotros en ese momento (evaluando el miedo y los recursos a implementar) seguramente, conseguiremos que así como el entrenador, como los jugadores suplentes los fans y los agentes de seguridad  esperen el resultado de la acción en sus lugares, del mismo modo gestionaríamos nuestras emociones relacionándolas con los recursos a implementar
El día a día 
Querer transitar caminos desconocidos, nuevos roles, cumplir el sueño de tu vida y tantos mas, tal vez requiera que te atrevas a pasar por momentos de incertidumbre, momentos de correr los riesgos que abren posibilidades pensadas y no actuadas hasta el momento.
Darnos el permiso para hacerlo es comenzar a transitar un espacio de decisión buscado, donde el elegir es posible en base a las conductas pensadas y mostradas, buscando generar la fundamentación de los juicios que aparezcan en el proceso como también tener claro el propósito  o el “para que” de nuestras acciones
Las decisiones que concretizamos son una puerta abierta a nuestro futuro.
De acuerdo a como las implementemos, el lugar que les demos en nuestra vida y la posibilidad de gestionar nuestras emociones, incluyéndolas en un espacio de conciencia, será nuestro campo fértil para jugar nuestro juego de vida
En la medida que conocemos y nos conocemos, hacemos posible la Acción Eficaz, aquella que surge después de la decisión tomada, como único camino para la búsqueda de un logro determinado

Luisa Cordeiro

domingo, 29 de octubre de 2017



El trabajo de buscar trabajo
Luisa Cordeiro
Reflexiones sobre las diversas posibilidades para hacerlo
¿Cómo enfrentar la pérdida de un trabajo?
¿De qué manera adoptar una actitud proactiva y potenciar las capacidades y la creatividad para buscar un nuevo empleo?
¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de realizar la búsqueda?
¿Qué actitud y estrategias conviene tener en una primera entrevista? ¿Qué importancia tiene la imagen?
¿Cuál es la clave para sentirse segura y demostrar que se es la persona indicada para el puesto?



Responder éstas y otras preguntas sobre la posibilidad de buscar y encontrar trabajo lleva a tomar en cuenta qué es aquello a lo que denominamos trabajo: y entendemos que es aquella tarea o actividad que se realiza con una determinada frecuencia, que se lleva a cabo en un cierto tiempo y espacio, demanda un aporte físico y mental propio  y a la vez que provee tanto en lo material, como en psicológico y social, de lo necesario o más para sostener la calidad de vida que llevamos.


Desde tiempos remotos observamos cómo,  a través del trabajo,  modificamos  el entorno a la vez que somos transformados por él,  y en general,  organizamos la vida acomodando las actividades extra laborales fuera de ese horario; por lo tanto,  cotidianamente,  la persona que trabaja dedica de 6 a 8horas como mínimo,  a cumplir esta función.


Hablar de pérdida laboral es situar al individuo en un momento de vida tensionante ,  dada la situación de perdida y que de no tomar las previsiones que la situación amerita,  podría resultar hasta traumático en función de los cambios que  acarrea: una posición estable puede transformarse en inestable de manera inesperada,  causando desajustes internos  y externos ya que acomodarse a la situación de pérdida, demanda generar recursos para “superar sentimientos, miedos, culpas que surgen a partir de ella y desde allí trabajar para ver alternativas que eviten la paralización” , dice JP (63 ), pues la persona ve afectada la confianza y estima que tiene de sí misma en los primeros momentos. 
Sentimientos similares  encontramos en los jóvenes que buscan su primer empleo cuando no lo encuentran –“Llevo un año buscando trabajo  (no lo conseguí) y estas alturas estoy resignado (”, dice MG (21)

Tanto el que tiene una amplia experiencia en el ámbito laboral como aquel que busca insertarse en el mismo  manifiestan el deseo de hacerlo, ya que trabajar, emplearse, tener una  actividad remunerada que permita acceder a niveles superiores de vida, es una necesidad que todo  ser humano desea satisfacer.


Actitudes proactivas
Las alternativas de acción que pueden surgir varían desde aquellas dictadas desde el modelo de parálisis, pueden llevar a la persona a generar espacios de desvalorización y aislamiento, con las consecuencias lógicas de desconexión con el medio ambiente, provocando  de esta manera un circulo vicioso que obstaculiza su reinserción en el mercado laboral. Pueden aparecer también  comportamientos,  a los que llamamos proactivos,  por medio de los cuales  el individuo organiza sus tiempos,  de manera tal de tomar  un rol protagónico en la búsqueda de un nuevo lugar de trabajo. 
Cabe destacar,  en esta instancia, que el tipo de respaldo económico  que posea influye mucho en este momento, pues le otorga un grado de libertad de acción que le permite acceder a capacitarse en caso de que lo necesite, hacer  terapia o tomar sesiones de Coaching que le ayuden a  transitar este tiempo de transición entre la pérdida y el encuentro del nuevo empleo.
El estrés y sus manifestaciones se pueden presentar durante este periodo, pues aun cuando la persona se encuentre en una búsqueda activa,  el tiempo libre puede generar emociones negativas que,  de no tenerlas en cuenta,  pueden afectarla.  Por ello, el estar atento y dispuesto a pedir ayuda, consultar con expertos, y mantener el contacto con amigos y familiares sumado a los espacios de terapia o Coaching es una instancia a tener en cuenta.

¿Mostrar o demostrar?
Plantearse la búsqueda de un nuevo trabajo lleva a pensar en el diseño de objetivos y metas a lograr,  que tienen como  fin ulterior la reinserción laboral deseada.  Para ello es interesante pensar en un primer momento, cuales son los recursos con los que se cuenta: contactos del trabajo anterior,  consultoras, amigos, ex compañeros de trabajo y/o familiares entre otros para detectar cuales son los nuevos recursos que necesita implementar.
Prepararse para la búsqueda, procurando acceder a entrevistas  laborales que faciliten la oferta de  sus saberes y competencias como una posibilidad para la empresa,   es uno de los primeros pasos a dar. “Hacer la primer entrevista es como empezar a trabajar en un lugar nuevo”  dice JG (55)
El contexto,  y en particular la dinámica que se lleva a cabo en el mercado laboral,  influyen en la cantidad de entrevistas que  consigue realizar durante su búsqueda; por lo tanto  es deseable que la persona que concurra a la misma vaya preparada para comunicarse de una manera fluida y eficaz,   y sabiendo que pueden surgir preguntas inesperadas, tales como “descríbame sus aspectos negativos”.  También es fundamental preparar y actualizar el curriculum, buscando asesoramiento  si fuera necesario; atender al hecho que tal vez tenga poco tiempo para mostrar sus  saberes, competencias y talentos  y llevar una idea concreta de sí mismo y de la oferta que puede ser para quien lo entrevista.  De acuerdo a las últimas investigaciones realizadas,  bastan veinte segundos para generar “una buena impresión”,  la que de alguna manera incidirá en el desarrollo de la entrevista.  Por lo tanto,  la vestimenta,  la prolijidad, el aseo, los gestos, la postura corporal y los tonos de voz hacen un  todo que influye en uno mismo y en los otros.
 Es importante además,  tomar conciencia de que comunicamos en todo momento y que pensar, sentir y hacer en una dirección  y sostenerlo  es observado por los otros. Rescatar el valor de la experiencia  realizada, mostrar manejo de las emociones,  flexibilidad para aceptar los distintos modelos mentales  o maneras de estar en el mundo que pueden  surgir en cada entrevista y una actitud abierta a realizar nuevos aprendizajes, pueden  ser la posibilidad que le abra la puerta a un nuevo trabajo. Por último, es preciso recordar en todo momento, que la búsqueda de trabajo es un trabajo en si mimo.
LUISA CORDEIRO







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