Había una vez… varios mineros se
encontraban perdidos en una mina subterránea, que se percibía como grande y oscura. No teniendo
ningún sentido de la dirección a seguir para salir de esa oscuridad el minero
solo podía confiar y mantener la energía que
proyectaba un pequeño círculo de luz que era emitido desde su casco de
minero
Eran conscientes que sus deseos era ver la luz del
sol nuevamente… pues esto significaba vida … Sabían que si se quedaban
esperando a estar seguros y confiados de
la dirección que debían tomar antes de iniciar alguna acción, podían quedar atrapados
en ese lugar durante mucho tiempo …
La situación vivida por los 33 mineros
que quedaron atrapados bajo tierra, se les pudo haber presentado de manera
similar a otras personas.
Los 33 mineros salieron y vieron la luz del sol..
Hoy
esperamos que la mayor parte posible de los 44 marinos también puedan ver esa
luz del Sol, que vemos cada día…
En ambos casos, la comunidad
acompaño las tareas siguiéndola por medios periodísticos.. En uno, la implementación
local, en los otros la colaboración mundial..
Así, como vimos a los mineros ,
aun en otras circunstancias, emerger del fondo de la tierra, esperamos,
confiamos, rezamos para que los 44 puedan regresar a sus casas, a ver la luz
del Sol..
Un sol que nos cobija a todos, que
nos alimenta, que da Vida, Vida que hoy pedimos y rogamos para ellos..
¿Seremos capaces de pedir ayuda si la necesitamos?
¿Seremos capaces de recibirla, cuando nos la den?
¿Seremos capaces de dejar de lado opiniones e ideas que nos separan
para sentir que todos somos parte de esta Humanidad? Y vivir el dolor del otro
como el de un hermano?
Luisa Cordeiro
Luisa Cordeiro